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Se alquila ciudad (solo por Airbnb)

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Hasta antes de que estallara la crisis económica en el año 2008, cuyo principal desencadenante en España fue la burbuja inmobiliaria, persistía la mentalidad de que alquilar era “tirar el dinero”. Tanto es así, que en nuestro país a día de hoy casi ocho de cada diez personas son propietarias de su domicilio habitual, concretamente un 78,8% de los españoles. Esta cifra, por encima de la media de la Unión Europea (70,1%), hace de España un país de propietarios.

De acuerdo con los datos del último Eurostat, junto a nuestro país se encuentran en la cima de la clasificación Rumanía (96,1%), Eslovaquia (90,3%), Lituania (89,9%), Croacia (89,7%) o Hungría (89,1%), países con tasas de población propietaria muy altas, pero que cuentan con una historia, en cuestiones de propiedad, bien diferente a la de España

Tras estos años parece que algo ha cambiado en la mentalidad de las generaciones españolas más jóvenes. Ya sea por obligación, como consecuencia de la precariedad y de la mayor temporalidad en el empleo, así como la extensión del período de formación, o ya sea por elección, en una sociedad que semeja responder a los patrones de cambio que describía Bauman en su obra de la modernidad líquida, en la que da cuenta de ciertos cambios de comportamiento social, lo cierto es que los jóvenes ya no compran vivienda.

El sociólogo intenta explicar los fenómenos sociales de la era moderna y cuáles son las diferencias de jóvenes de ahora con respecto a generaciones anteriores. En la vida líquida, según Bauman, la sociedad se basaría en el individualismo y todo se habría convertido en algo temporal e inestable que carece de aspectos sólidos. Todo lo que tenemos sería cambiante y tendría una fecha de caducidad.

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En lo que respecta a nuestro comportamiento en el mercado inmobiliario, esto se traduce en que los jóvenes (o los milennials, como algunos han tenido a bien llamar a esta generación) ya no quieren algo que sea “para toda la vida”, ya sea un piso o una pareja, porque se vive en un escenario que invita al movimiento y a la búsqueda de nuevas experiencias.

Como se ha mencionado, además de este cambio de mentalidad, están las condiciones laborales adversas a las que la juventud tiene que hacer frente. Más del 90% de los jóvenes que consiguieron un trabajo en el último año fue de carácter temporal y sólo un 7,6% de las nuevas contrataciones a personas entre 18 y 29 años de edad fueron de tipo indefinido. Una temporalidad que unida a la precariedad provoca que más de 8 de cada 10 jóvenes sigan viviendo en casa de sus padres. Los dos jóvenes restantes, que han conseguido emanciparse tienen que destinar de media el 85% de su sueldo para alquilar un piso de según los datos del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España.

Como consecuencia de esta suma de factores, los jóvenes no ansían ya la compra de una vivienda como antaño, sino que cada vez más, buscan acceder a una vivienda por la vía del alquiler. Fruto de ello, el mercado del alquiler no ha dejado de crecer en los últimos años en nuestro país, especialmente en las grandes urbes españolas como Madrid o Barcelona. “La filosofía del alquiler se ha instaurado”, afirma David Carballo, director comercial de Alquiler Seguro, una de las principales agencias inmobiliarias especializadas en el mercado del alquiler en España.

El boom del mercado del alquiler

Seguro que si vive en una gran ciudad habrá visto como los buzones de sus vecinos, y el suyo propio, se llenan de anuncios de inmobiliarias preguntándole si desea alquilar su piso y ofreciéndose a tasarlo gratuitamente. El alquiler ha dejado de ser la alternativa a la compra, para convertirse cada vez más, en la principal elección. Ello ha supuesto un auténtico boom del mercado, que está disparando los precios de la vivienda de alquiler por las nubes.

En Madrid y Barcelona los precios medios de una vivienda de alquiler han crecido entre un 10 y un 15% en el último año según datos del portal Idealista, y de acuerdo con el Observatorio de Vivienda y Suelo del Ministerio de Fomento un 9,4% de media en los municipios con más de 500.000 habitantes.

“La subida de la demanda es la principal causa de la subida de precios, ya que la oferta se mantiene constante. No hay burbuja”, continúa, “sino que está habiendo un ajuste entre el precio y la demanda” opina el director comercial de Alquiler Seguro. Rotundamente en sentido contrario apunta Mar Rominguera, portavoz de vivienda del Partido Socialista en el Congreso de los Diputados: “Últimamente estamos observando indicios que parecen apuntar a la formación de una burbuja en el mercado del alquiler”.

El precio no sube exclusivamente en el centro de las grandes capitales como cabría pensar en un primer momento. En Madrid, los distritos de Usera o Vallecas son los dos de los distritos en los que más se ha encarecido el alquiler de un piso en el último año. Muchos culpan de esto al fenómeno de los apartamentos turísticos que se ha extendido como la pólvora gracias a plataformas digitales como Airbnb.

Sólo en Madrid se calcula que hay en la actualidad entorno a 15.000 pisos de alquiler turístico distribuidos especialmente por el distrito centro, lo que está provocando el desplazamiento de los vecinos tradicionales hacia barrios más alejados del corazón de las ciudades, como los anteriormente mencionados, donde a su vez, también han subido las rentas.

Desde Alquiler Seguro no creen que exista correlación entre el fenómeno del alquiler turístico y la subida de precios ya que los primeros, dicen, “no merman la rentabilidad del alquiler residencial”. Ana Zurita, portavoz del Partido Popular en materia de vivienda en el Congreso sostiene sin embargo que, “plataformas como Airbnb son un problema”: “Desde el Congreso estamos trabajando en ello, aunque tenemos un grave problema competencial porque son viviendas domésticas que se están usando como viviendas turísticas, y tanto la competencia de turismo como la de vivienda recaen fundamentalmente en las comunidades autónomas y ayuntamientos”.

Ahora bien, desde el gabinete de la alcaldía del Ayuntamiento de Madrid que dirige Manuela Carmena, lamentan no tener “las palancas adecuadas para actuar con agilidad sobre la oferta o la demanda de alquiler, que sería la única forma de evitar el alza de los precios”. Afirma que trabajan “con medidas y políticas a largo plazo que persiguen contrarrestar estos procesos propios del libre mercado en el futuro”.

A propósito de la maraña competencial, Rominguera sentencia: “es obvio que no está habiendo una buena coordinación entre los diferentes niveles de las Administraciones Públicas y que está repercutiendo negativamente sobre el derecho a la vivienda, especialmente en la población joven”.

La realidad es que desde ninguno de los niveles de la administración pública se han tomado medidas para paliar o incluso, para prevenir el problema social que se está agudizando. Resulta inevitable pensar que la economía española salta de burbuja en burbuja sin aprender de ningún error pasado y siempre en relación con la especulación en el mismo mercado: la vivienda.

Buscar piso en una de las grandes ciudades españolas puede convertirse en toda una odisea que llegue incluso a resultar desesperante. Buscar un piso de alquiler en una gran ciudad se asemeja más a Los juegos del hambre: todo está justificado por lograr y convencer al propietario de que te alquile a ti, estudiante universitario o joven trabajador, ese piso que, aunque es pequeño, no tiene ascensor y la luz que entra se limita a la que accede por un irónico patio de luces, es el único que te puedes permitir en relación a su precio y ubicación. Una triste realidad a la que los jóvenes, y las familias que los apoyan, hacen frente en estos momentos.

El único consuelo es que vivir en Madrid o en Barcelona todavía continúa siendo un 57% más barato que hacerlo en Londres o París.

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Graduado en relaciones internacionales por la Universidad Complutense de Madrid. Becario en el Parlamento Europeo. Gallego de corazón, europeo de corazón.

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