El éxtasis del ser

En Religión por

Recuerdo que hace unos cuantos años, en casa de un amigo mío, en su despacho, encima de una pila de libros, había una oración del Cardenal Merry del Val.

Eran las letanías de la Humildad.

Jesús manso y humilde de Corazón, -Óyeme.

(Después de cada frase decir: Líbrame Jesús)

Del deseo de ser lisonjeado,

Del deseo de ser alabado,

Del deseo de ser honrado,

Del deseo de ser aplaudido,

Del deseo de ser preferido a otros,

Del deseo de ser consultado,

Del deseo de ser aceptado,

Del temor de ser humillado,

Del temor de ser despreciado,

Del temor de ser reprendido,

Del temor de ser calumniado,

Del temor de ser olvidado,

Del temor de ser puesto en ridículo,

Del temor de ser injuriado,

Del temor de ser juzgado con malicia

(Después de cada frase decir: Jesús dame la gracia de desearlo)

Que otros sean más amados que yo,

Que otros sean más estimados que yo,

Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse,

Que otros sean alabados y de mí no se haga caso,

Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil,

Que otros sean preferidos a mí en todo,

Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda,

Oración:

Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo.

Amén.

El ostracismo es el último bastión de los humildes. El último reducto desde el que proferir a Dios un reclamo, el único que tal vez merezca la pena: Señor, hazme manso como tú.

Por eso hoy, 20 de octubre de 2020, festividad de santa Irene de Tancor, me encomiendo a ser feliz.

Independientemente de mis circunstancias, de mis vicios, de mis penas. Hoy abrazo mi estar en el mundo arrodillándome a secarle el pelo a las niñas, a prepararles triángulos de jamón con queso, besando a mi mujer antes de irme a dormir.

Hoy me declaro ciudadano libre del mundo y sus tejemanejes. De ahora en adelante vivo con la convicción de que cada paso que doy es genuinamente mío.

Y eso lleva parejo el amor. Que no es otra cosa que estar abierto a lo misterioso de la existencia en lo más prosaico y anodino de la misma.

Me encubro pues como rey de reyes, CEO de CEOs, sultán de sultanes con nada más que un batón de harapos.

Hoy, sin más caracoleos, soy libre de acogerme como lo que soy ante el silencio de mis iguales: hijo de Dios.

Y me regocijo en ello.

(@RicardoMJ) Periodista y escritor. Mal delantero centro. Padre, marido y persona que, en líneas generales, se siente amada. No es poco el percal. Cuando me pongo travieso, publico con seudónimo: Espinosa Martínez.