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Pro Cristina Pedroche

En Asuntos sociales/Mujer y género por

Este escrito responde a todas las opiniones (que no personas; repito: opiniones) que han sido publicadas en diversos lugares, desde el Huffington hasta Tierra de Fuego, y que podrían aunarse bajo el título Contra Cristina Pedroche o, más bien, Contra sistema de ideas tras los cueros de Cristina Pedroche o, mejor aún, Contra conspiración interplanetaria pro sexismo. Al lío.

Todo lo que rodea al ya tradicional semidestape de la belleza de Atresmedia no es que canse, es que es más previsible que el desenlace de la Semana Santa. Ocurre que el Domingo de Resurrección sigue siendo bastante emocionante, pero esto de los comentarios sobre el traje de la Pedroche… Puff. Pereza. Mucha.

De verdad, ¿cómo es posible que en pleno siglo XXI pongamos el grito en el cielo porque una muchacha sale en televisión vestida en traje de baño a las 23:45? ¿CÓ-MO? Nos han grabado a fuego que las mujeres pueden hacer con su cuerpo lo que les venga en gana. ¿Dónde quedó el “Fuera vuestros rosarios de nuestros ovarios”? ¿Qué fue de aquello de “Mi cuerpo, mis derechos” o “Yo decido sobre mi cuerpo”? ¿Y qué me dicen del aclamado “Hago lo que quiero con mi pelo”? ¿Es que sólo se trataba del pelo alojado en el cráneo?

Me sorprende mucho que, tras años y años de lucha para que las mujeres puedan decidir sobre su cuerpo, ahora, esta buena señora no pueda exhibirse en traje de baño por la noche en la televisión. Tiene que aguantar una diarrea de moralinas que dicen que se presenta como una mujer objeto, que es cómplice del sexismo, que menuda vergüenza. ¡Pero bueno! ¡Si lo de la chiquilla les parece cosificación de la mujer qué me dicen del porno! ¿Eso no les molesta porque todavía no aparece en televisión en abierto, o por qué exactamente? ¡Ya pueden ponerse las pilas escribiendo todo lo que deben escribir sobre el porno! Más todavía si quieren alcanzar la proporción entre las palabras dedicadas a esta señora y los minutos de porno mundiales. Yo que ustedes dejaría de leer este articulito y me pondría pero ya a luchar por los derechos que las mujer ha perdido en la mencionada industria, mucho más consumida e influyente que la Nochevieja.

¡A Cristina déjenla que haga lo que quiera! Resulta que esa libertad por la que se ha luchado no era total, como nos vendieron, por lo menos en este caso. Ahora sabemos que es libertad sólo lo que las ideólogas de género, el feminismo y la resistencia intergaláctica frente al heteropatriarcado digan. ¡Y un huevo! ¡Libertad para esta joven y libertad para la cadena! ¡Censoras! Esta actitud es semejante a la de los clérigos que taparon los penes de la Capilla Sixtina. Compartan también el mismo nefasto juicio de la Historia.

Otros dicen que por qué Chicote no va en suspensorio, para igualar las cosas. ¿Pero qué igualar ni qué gaita? ¡Eso desequilibraría todavía más la balanza! ¿Qué interés tendría aquello, de verdad? ¡Ninguno! Él debería tener la libertad de hacerlo y la cadena la libertad de poner un gran cuadrado negro que ocupase la mitad de la pantalla. Pero, ¿para qué? Si no les gusta el devenir de la moda de hombre y mujer echen la culpa a todos esos diseñadores de moda tan rompedores y a esas empresas tan progres que a través de su “arte” han conseguido convertir a las mujeres en auténticas fulanas de lujo y a los hombres en más gilipollas si cabe. Cada vez que en Cibeles, en París o donde sea desfile una mujer que muestre un milímetro más que la Pedroche quiero verlas a ustedes subidas a la pasarela o escribiendo mordaces críticas en sus blogs y secciones. ¡Quiero verlas! Y si en la moda vale, porque es arte o yo qué sé qué, ¡en la Nochevieja también! ¡Leñe!

Chicote y Pedroche fueron una perfecta síntesis del momento que protagonizaban

Han contribuido ustedes a generar una sociedad pansexualizada hasta la médula y ahora se escandalizan.  Han predicado una libertad absoluta y ahora se quejan de las consecuencias.

Dejando a un lado la necedad ilustrada, quisiera destacar algo que merece la pena del chow en cuestión.

¿No se han dado cuenta de que la imagen de Chicote y Pedroche es una perfecta síntesis del momento que protagonizaban? ¿Qué es el cambio de año en la mente del españolito? Dos cosas. Por un lado está la decepción tras el año que termina, aquel del que hemos salido más feos, más gordos, más pobres, con mayor riesgo de úlcera, con más expectativas frustradas, más sueños que no se cumplen, mayor conciencia de nuestra limitación. Eso es lo que representa la figura de Chicote, un tipo bonachón y curioso pero, ¿es eso lo que esperábamos del año que termina?

No obstante, las expectativas ante lo nuevo… (risa de papa Noel). Eso es otra cosa. 2017 es nuestro año. Nos vamos a comer el mundo. Lo que vayamos a empezar lo empezaremos bien. Lo que retomemos lo haremos con todas nuestras fuerzas. Vamos a mejorar. Vamos a cuidarnos en todos los sentidos. Vamos a conseguir lo que nos propongamos. La imagen de este ideal es Cristina Pedroche, su aspecto saludable, juvenil y ligeramente atontado lo significa a las mil maravillas. Incluso el ritmo de lectura sigue la lógica. Chicote a la izquierda, Pedroche a la derecha. Lo trágico del asunto es lo que no se ve: de qué manera, progresivamente, la moza morena en la flor de la vida se convierte en el gordo con papada a diez años de la jubilación. La metáfora, para tratarse de la televisión española, es formidable.

Las opiniones (¡no las personas!) críticas año tras año con el supuesto sexismo de “las uvas” del malvado conglomerado de Atresmedia no tienen un segundo pase. No aprecian la estética del momento. No son consecuentes con la libertad que defienden. No comprenden el valor simbólico de esta realidad absolutamente ficticia que es la televisión. Son producto defectuoso de una ideología de la ralea más rancia, casposa y victimista. Son dignas del nivel intelectual de los medios que las publican y de los “usuarios” que las comparten y jalean. Criticando a otra y otros se han descubierto a sí mismos/as. ¡España, tierra sobre tierra!

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