Conviene no subestimar a Greta Thunberg. Por lo pronto, ha resucitado a “Hanoi” Jane. “La vejez es un tirano que prohíbe, bajo pena de muerte, todos los placeres de la juventud”, me dice el buscador de citas que dijo François de La Rochefoucauld. En cualquier caso, no si eres Jane Fonda.
La actriz ha decidido volver al activismo de sus mocedades. Termina así un viaje circular que la había llevado desde las cintas de vídeo de aerobic a la publicidad de cosméticos. Los viernes son el día de la promesa del ocio y la holganza, la llegada de los estrenos de cine a la cartelera y el arresto semanal de Jane Fonda. Ya saben cuál es el ritual: pancartas frente al Capitolio, orden de la policía de deponer la actitud y consabida foto con las esposas. Decimos “esposas” por la fuerza de la costumbre. En estos arrestos desvaídos, producto de la eficiencia funcionarial de quién cumple mecánicamente con un deber sumado a quién fuerza una situación para obtener una foto, las manos se anidan con una suerte de plásticos (lo sentimos, Greta) sin duda incomodísimos para quién los porte, pero que no se parecen en nada a esa idea tradicional del instrumento que parece ser ya coto exclusivo de los sex-shops. Los agentes las llevan amontonadas sobre el walkie con la rutina del repartidor callejero de “flyers”.


Fonda vuelve a la consigna y la pancarta para luchar contra el cambio climático. La mecha la ha prendido Thunberg. La metáfora incendiaria no es casual. El movimiento fundado por la protagonista de Descalzos por el parque lleva por nombre Fire Drill Friday (El simulacro de incendio de los viernes). Recoge una máxima de Thunberg: “Nuestra casa se está quemando”. Se refiere al planeta, claro. Qué gran película se ve ahí: octogenaria estrella de Hollywood sin demasiados alicientes encuentra lo que le faltaba en la causa de una adolescente sueca. Sale a su encuentro y se produce la conjunción. Lo que suceda a partir de ese punto será cosa de los guionistas. A fin de cuentas, de su anterior causa-fuerza, Vietnam, salió una película, El Regreso, que le valió un Oscar. No es difícil imaginar a Jane Fonda seleccionando con cuidado el atuendo del viernes. Ése con el que saldrá retratada en los diarios de referencia y con el que incluso agradecerá premios. ¿Cómo no va a merecer la pena atravesar EEUU y plantarse en Washington desde California? Si John Glenn regresó al espacio, ¿por qué no iba a poder ella retornar al activismo? Les pedimos a nuestros abuelos que aprovechen su tiempo libre para aprender cosas nuevas cuando quizá se trate solamente de que vuelvan a disfrutar de las que les hicieron felices medio siglo atrás. Nada le gusta más a Hollywood que un buen “come back”.
El 25 de octubre se unió a la performance Ted Danson. Está por ver si él también pasa a ser un parroquiano habitual de los arrestos del viernes. Ya saben, a veces quieres ir al lugar dónde todo el mundo se sabe tu nombre. “¡Noooorrrmmmmm!”